Hay momentos en la vida en los que estamos completamente solos. Solos con nuestros miedos, nuestros fracasos, nuestros amores, nuestras desesperanzas, y nuestros propios cielos plagados de estrellas.
Aun cuando estemos rodeados de gente vociferando a nuestro lado, o abrazandonos con alguien, incluso en esos instantes podemos sentirnos solos. Y no siempre tiene por que ser malo.
Es en la certitud de que solo me tengo realmente a mi misma, y solo puedo depender de mi, en la que baso mi fuerza. Cierro mis ojos al ruido que me rodea, a las cosas que no puedo cambiar, a lo que si va a cambiar, a lo que no se que pasara, a mis ansias e incertitudes, e inspiro lentamente. Y con un suspiro, me vacio.
Soy yo frente a mi reflejo.
Y nuevamente sonrio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

Divino. Te la re-bancás 41 !!!!
ResponderEliminar