A veces me pierdo. Envuelta en mis torbellinos, me olvido de quien soy, y doy vueltas hasta marearme. La sensacion es tan excitante que a pesar de saber que no estoy en el camino, sigo por el otro sendero, y me interno en los meandros de mis propios sentimientos. Impaciente por lo que pueda venir, dentro de la tormenta no hay reglas ni cercos, no hay razones ni intelectualidad, soy pura mujer, puro instinto, los bordes se desdibujan, la piel se sensibiliza a extremos inimaginables, mi cerebro estalla y mis ojos se cierran y ven hacia adentro, vueltos hacia el lugar primitivo, aquel en el que me guardo, en el que soy, en el que existo. La cotidaneidad de mi vida se vuelve lejana, y soy, pero no, inmersa en el espiral de mi pasion, me dejo, y hago, y siento, y vuelvo a ser.
A veces me pierdo, si. Pero tengo cuidado. La travesia puede ser fascinante, misteriosa, casi adictiva...irresistible casi, si no presto atencion. Cuando me pasa eso, me miro al espejo, al fondo de mis pupilas, y ahi me veo. Siempre debo recordar el camino de vuelta. No puedo darme el lujo de perderme para siempre...
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