No se en que momento de la historia de la humanidad a alguien se le ocurrio realizar el balance de fin de año. Por alguna razon no puedo imaginarme a un griego con su tunica drapeada y sus sandalias (totalmente fashion, viste gor?) escribiendo los pro y los contra de doce meses, sentado en un acantilado frente al mar Egeo. Supongo que estaria mas ocupado pensando en la proxima orgia olimpica y en si los dioses del Olimpo escucharian sus ruegos. Eso siempre y cuando los dioses no estuvieran planeando ellos mismos sus propias y divinas orgias olimpicas...
Lo cierto es que casi siempre nos dejamos llevar por el deseo de balancear nuestras vidas, y cada vez que leemos el balance de otro, lo sentimos conmovedoramente cerca. Despues de todo, todos y cada uno de nosotros lo unico que buscamos, mas alla de raza, sexo, creencia politica o religiosa, eleccion sexual, dinero, o profesion, es lo mismo: ser felices. Todo lo que hacemos, todo lo que emprendemos y todo lo que abandonamos se encuentra guiado por este precepto: quiero ser feliz. Como pueda, como sea, luchando o contemplando, entre lagrimas o entre risas, insultando, gritando o murmurando palabras dulces, somos extremadamente simples en nuestras ansias. Hasta el griego de la tunica y los dioses del Olimpo buscaban la felicidad, a toda costa.
Es asi como a lo largo de este año hemos bailado, hemos proyectado, hemos reido y llorado hasta la locura, nos hemos conocido y descubierto a nosotros mismos y a los otros, nos sacamos el velo que cubria nuestros ojos y nuestro corazon, y no tuvimos mas remedio que enfrentarnos al espejo, nos hemos enamorado y desenamorado y vuelto a enamorar, hemos conocido gente en lugares insolitos y nos hemos hecho amigos, hemos parido hijos, emprendimientos o simples cuentos, hemos discutido, peleado y perdonado, nos hemos desilusionado, y querido golpear a alguien hasta el cansancio, nos hemos deslumbrado y hemos deslumbrado a otros, nos cruzamos y descruzamos, comenzado cosas y dado por terminadas otras, nos hemos revelado y rebelado, le dimos la espalda a alguien y alguien nos ignoro a nosotros, nos hemos sofocado, ahogado y hemos sentido el remanso de la paz absoluta.
Y la vida no da tregua. Siempre hay algo mas que te sorprende, para bien y para mal, y atenta contra el balance. Ser felices en el equilibrio. Dura tarea, pero nadie me dijo nunca que iba a ser facil. Pero vale la pena, siempre. Porque mas alla de toda pena, de toda amargura y de todo golpe, tenemos esta conviccion, tengo esta conviccion: yo estoy, yo existo, yo soy. Y sonreir, aun a traves de las lagrimas como en este instante frente a mi computadora, vale la pena.
Feliz 2011 para todos.
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